Si hay algo que me asombra de Van Gogh era su necesidad de pintar; más allá de su capacidad, de su vocación, de su enfermedad o de una recompensa económica que no tuvo nunca… lo que le hacía pintar era esa fuerza que le llevaba a plasmar todo aquello que veía o que podía usar como modelo. por eso en su producción artística, tan numerosa, encontramos flores, paisajes, elementos de la vida cotidiana como podían ser sus botas, cuadro que os comenté en otra ocasión.
Esta obra que veis fue el resultado de la alegría por el nacimiento de su sobrino, Vincent pintó este cuadro y puso tanto de sí mismo en él que al poco de acabarlo sufrió un ataque que le duró dos meses. Sobre un fondo azul unas ramas de almendro en flor que simbolizan el nacimiento y la felicidad. Como las clásicas estampas japonesas… en realidad poco se puede decir mas,
Leí las Cartas a Theo y me impresionaron. Enhorabuena por el blog.
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