martes, 9 de abril de 2013

JOSE LUIS

Dulcemente y sin molestar es la mejor manera de desaparecer, así lo ha hecho Jose Luis, espero que me permita llamarle amigablemente, así me siento y así le siento, porque a Jose Luis se le siente, se sienten sus palabras y reflexiones serenas  e inteligentes que llenaban el ambiente de lógica aplastante, sencilla, incuestionable.

Dicen que la mirada y la expresión de la cara son indicadores de la personalidad de las personas, Jose Luis tenía esa mirada limpia que solo pueden tener las personas que conviven con la verdad, o al menos con la verdad subjetiva de ellos mismos, su verdad. En el rostro tenía la expresión del sabio sencillo, creo que los sabios han sido siempre sencillos, el lo era, la expresión facial de los años y de una vida que no ha pasado en vano.




Viejo joven, pensador e intelectual certero, es la historia de un humanista, luchador por la justicia social, quizá por su formación de economista fue un idealista de lo realizable, coherente y transgresor sin entrar en la contradicción.

Jose Luis, economista y escritor, trabajó con coherencia ambas actividades ensamblándolas con maestría y sin contradicción, vivió desde la indignación y rebeldía serena las injusticias sociales, percibía muy bien el gran engaño de este mundo de lo ficticio y antinatural que nos han creado e impuesto. Lo comprendía pero con una comprensión crítica desde la inteligencia que le llevaba  de manera natural a rechazarlo.

Creo que debió ser feliz, esa felicidad que da el ser coherente con uno mismo, capaz de comprender lo que le rodea y luchar por cambiar lo que siendo no natural se impone

Jose Luis no se ha ido, no tengo esa percepción, se que me voy a encontrar con el en muchos sitios, en alguna librería, en un libro, en un debate, en la calle, en una manifestación.

Estar sin estar…sin molestar…