Esta obra es un homenaje de Manet a su amigo Claude Monet, con quien se relacionó estrechamente en el verano de 1874. Monet llevaba viviendo tres años en Argenteuil, porque era más barato que París y estaba más en contacto con la naturaleza. A bordo de un barquito recorría las orillas del Sena para buscar los paisajes que más le interesaran. Este estudio flotante llamó mucho la atención de Manet y aparece como elemento protagonista de esta escena.
En la pintura se ve a Monet pintando un paisaje directamente del natural, siguiendo la filosofía impresionista de captación de lo momentáneo. Bajo el toldillo está Camille, la esposa de Monet. Al fondo se contemplan las chimeneas de Argenteuil, omitidas en el cuadrito que pinta Monet para ser de esta manera más pintoresco. Sin duda, ésta es la obra de Manet en la que se aprecia un mayor acercamiento a los planteamientos impresionistas. El empleo de tonalidades más claras que de costumbre, la pincelada rápida y suelta, y el deseo de captar la luz natural lo indican.
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