El beso es probablemente la obra más conocida de Klimt que como se puede contemplar sigue perfectamente los cánones del Simbolismo, es una tela con decoraciones y mosaicos y fondo dorado.
En torno a 1900 se concentraba en Viena la más alta cultura en todas sus manifestaciones. En el campo de la literatura, el de las artes plásticas, el de la arquitectura y la música fue surgiendo lo nuevo, abriendo nuevos caminos… Gustav Klimt compendió en sus cuadros los conocimientos y avances en el campo del arte y la ciencia de aquella época de cambios radicales, también la estructura social experimentó un cambio drástico a la vuelta del siglo. Los retratos de mujer creados por Klimt testimonian el ascenso de una burguesía con conciencia propia…
La interpretación de esta obra, desde la óptica de la iconografía, parece que simboliza el momento en que Apolo besa a la ninfa Dafne que se está convirtiendo en laurel, de acuerdo con el relato de la metamorfosis de Dafne que se encuentra en la obra de Ovidio. Esta obra se completa con la del friso de Klimt en el que la metamorfosis de la pareja se consuma y nace un nuevo laurel. Esta perspectiva, apoyada en la literatura, da un sentido a esta obra de Klimt en un contexto iconográfico, no sólo metafórico, de la historia del arte.
Estupenda mezcla de arte, literatura y mitología
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