Puede que alguno se sienta identificado, en aquellos años había muchos así, pequeños “colegios” que se instalaban en los pisos bajos de viviendas de la llamada Obra Social, donde habitaciones y dormitorios servían de aulas, no había patio y el recreo se hacía en la propia calle. No eran gratuitos, pero si baratos, y no pocas familias llevaban a sus hijos a estos colegios por estar cercanos a sus casas y algunos hasta eran vecinos. La mía era una de ellas.
- Hola, aquí vengo a traerle a este, a ver si es capaz de aprender algo…
- No se preocupe usted, aquí lo espabilaremos…
- Le advierto es un zoquete y mal estudiante…, es un vago y solo piensa en jugar…
- Ya, hay muchos así, mire en aquella esquina tenemos al pelotón de los torpes, aquí sabemos como tratarlo…
- Eso le quería decir, si tiene que castigarle, darle un par de cachetes o capones, no lo dude…
- Déjelo de mi cuenta, sabremos educarlo…
Don Bautista, había venido de un pueblo de Ávila, cuando sacó el título de “Maestro de Escuela” vino a Madrid y con sus ahorros abrió aquel colegio. Creo que era una víctima más de la mentalidad de la época y a decir verdad no le hacía falta permiso de los padres para pegar, lo hacía por propio convencimiento.
- A ver Juan Carlos ¡sigue leyendo!!! (se trataba de aquella ridícula y sintética versión del El Quijote y el factor sorpresa era importante para pillarte distraído)
- Si, Don Bautista…” Don Quijote soy, y mi profesión la de andante de caballería. Son mis leyes desfacer entuertos…”
- No sigas “malandrín”, te he vuelto a pillar… ¿a ver que has comido hoy?...
- Aayyy!!...(capón en la cabeza, olía su nudillo y decía lo que habías comido, buen método de adivinanza…).
- Has comido “cocido”…sal al pasillo y luego que después te daré “el aguinaldo”…
“El aguinaldo” no era mas que el “reparto de tortas” que hacía a los que durante la lectura nos había “pillado distraídos”.Lo bueno es que se le veía venir, pues justo antes de sacudirte hacía un gesto muy peculiar y era siempre el mismo: mientras se frotaba las manos en círculo, paseaba su lengua de arriba para abajo por el interior del carrillo, de manera que exteriormente se veía un bulto o prominencia que subía y bajaba por el moflete…”después venía la hostia”…
Me viene a recuerdo otro maestro del “San Juan de la Cruz ”, así se llamaba el colegio. Don Manuel, de unos 30 años, bajito, regordete y de carrillos colorados, lucía una incipiente calva donde los únicos pelos desordenados eran una especie de débil pelusa rubia. Nos daba “Religión y Catecismo” y todos los días fumaba dos cigarrillos Winston que compraba sueltos en un “puestecito de pipas” que había en la entrada del colegio.
- Juan Carlos, recítanos “El Padre Nuestro”…
- Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu….”no me acuerdo como sigue Don Manuel”
- Acércate…!!
- Aayy…aaayyy …(retorcimiento de carrillo)
- Lo copias diez veces para mañana y te lo vuelvo a preguntar…
La manera de torturar de Don Manuel, era distinta pero peculiar también, parecía como si Don Bautista los seleccionara por el método de hacerlo…Consistía pues en cogerte de los dos carrillos a la vez y retorcerlos con los dedos, el primer día dolía pero era soportable, lo peor eran los días posteriores cuando ya con “cardenales” lo volvía a repetir…
- Juan Carlos, ¿has traído copiado el Padre nuestro?...
- Si, Don Manuel, aquí está…
- Bien, vamos a ver….recítalo ahora a ver si lo has aprendido..
- Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu…
- Venga, sigue…¿Qué pasa, no lo sabes aún?..
- Si lo sabía, pero no me acuerdo ahora…
- Aayyss…aaayyysss …(retorcimiento de carrillo con cardenal).
- Dile a tu padre que te quedarás dos semanas castigado hasta las diez, copiando el Padre Nuestro hasta que te lo aprendas…
Mi padre se enfadó mucho y me castigo por su cuenta sin salir algunos domingos. Cumplí aquellos castigos y algunos mas, aunque “nunca me aprendí el Padre Nuestro”.
Se me olvidaba decir que a Don Manuel le pusimos el mote de “Cerillo” a cuenta del escaso y traslúcido pelo que lucía, y he de decir que tuve mi pequeña venganza al año siguiente cuando ya estaba en otro colegio, claro,…Consistía esta en que junto con otros amigos nos acercábamos desde la calle a la ventana donde daba clase…
- Cerillo…”cabrón”!!, le gritábamos asomando la cabeza por la ventana cuando se daba la vuelta, eso era toda nuestra venganza…
“Todos” estos escenarios y hechos son ciertos. Durante mi infancia más temprana y juventud pasé por varios colegios de este tipo, me expulsaron de alguno y en todos ellos fui destinatario de castigos físicos como buena parte de mis compañeros…Fuimos objeto y carne del fracaso escolar de aquella época, que después algunos tuvimos que recomponer simultaneando estudios con el trabajo, al que accedíamos siendo casi niños, demostrando y demostrándonos a nosotros mismos que …”no éramos tan zoquetes”…
a pesar de no haber memorizado nunca “el Padre Nuestro”.
Por cierto, nunca guardé rencor a Don Bautista, crecí y me posicioné bien en la vida y fui encontrándome con el durante años siendo yo adulto y el mayor, tomamos algunos cafés y charlábamos de cosas de la vida, entre ellas algunas escenas sobre lo relatado, no supe nunca si se arrepintió de alguna de esas prácticas pero siempre me demostraba alegría y afecto al verme y tengo que decir que era mutuo, supongo que el también era una víctima…
Precioso íntimo relato....amigo!! es muy hermoso ese don que tienes de expresar vivencias que han marcado la vida de una u otra manera.
ResponderEliminarMe ha encantado!
Y me ha emocionado...
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