Publicado en Diario Progresista el 18 de abril de 2013
Parece poco discutible que en España hace falta una regeneración democrática, un país donde la actualidad y realidad política y económica nos sorprende casi cada día.
Hace ya aproximadamente 35 años del comienzo de nuestra transición a la democracia, en aquellos momentos se vivía una actualidad particularmente convulsa y difícil en la que además de la crisis económica y sus consecuencias se sucedían acontecimientos como conspiraciones militares y atentados terroristas que sacudían la sociedad.
Aquellas dificultades, no lograron detener las ganas e ilusión de la ciudadanía de construir algo nuevo, instalar nuevos valores y principios que guiaran nuestras vidas. Primó en aquellos años, con unos liderazgos a la altura de las circunstancias, el dialogo, el consenso y la política, sobre los embates de la actualidad política y económica y solo así se pudo construir la democracia.
Hoy la actualidad es muy distinta, la inevitable globalización ha hecho a los países más pequeños, indefensos y vulnerables. Vivimos dentro de un Sistema Económico desregulado, basado en lo intangible y la especulación en los mercados, en definitiva un sistema basado en favorecer los intereses de una minoría que no duda intervenir en los países y controlar la política. Es el triunfo la economía sobre la política.
Cuando predomina un Sistema Económico de estas características sobre la Política , desaparece la ética y se asesta un golpe mortal a los principios y valores que hicieron posible esa sociedad, todo se pone al servicio del sistema. Lo estamos comprobando estos días, se vulnera la propia democracia realizando injerencias en países y Estados soberanos, en algunos casos se imponen gobiernos con bases ideológicas concretas, ejerciendo presión sobre ellos para que eliminen derechos y libertades ciudadanas.
Esta es la situación y es evidente que hace falta un regeneración democrática, pero vuelvo a mi pregunta inicial ¿es posible realizarla con el actual sistema económico y financiero? Intentar romper con este sistema e instalar un nuevo paradigma económico sería la solución, pero esto me lleva a una nueva pregunta ¿es posible un nuevo paradigma económico en un escenario globalizado? Quizá deberíamos mirar la inevitable interconexión como una oportunidad y no como un problema.
Un cambio de modelo económico solo es posible hacerlo desde la política, en Europa se ha priorizado la “Unión Económica sobre la Política ”, lo que se antoja un tremendo error. Una unión política priorizada nos permitiría crear unas estructuras institucionales y democráticas fuertes, a la vez de instalar un nuevo modelo económico regulado bajo parámetros de transparencia y sostenibilidad, compatible con la democracia y favorecedor de las políticas de bienestar social a la vez que nos permitiría competir con fuerza en el entorno global, ¿Quién nos lo iba a impedir?.
Hoy este cambio en Europa se antoja difícil aunque no imposible. Teniendo en cuenta el entorno global sólo sería factible a través de una unión de los partidos socialistas o socialdemócratas que operan en el espectro europeo, quienes a partir de un ideario y proyecto común pudieran propiciar un gran cambio de signo político en la Unión , y permitiera la prioridad de vertebrar una “Unión Política” imprescindible para el posterior cambio de modelo económico, aunque esto sería objeto de otro análisis o reflexión.
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