No sé bien como llamarlo, quizá “conflicto territorial catalán” es lo más acertado. Casi como con cualquier problema, no se puede reflexionar sobre el sin recurrir a los orígenes, y no me refiero al histórico sentimiento nacionalista catalán nacido en la primera mitad del siglo XIX, sino a la historia más cercana de algunos años atrás, cuando el nuevo Estatut fué aprobado por el Parlamento catalán en septiembre de 2005, posteriormente, enmendado y modificado ampliamente hasta ser aprobado un año después –marzo 2006- por Parlamento español, y finalmente, ser refrendado tres meses después -junio 2006- mediante Referéndum por los ciudadanos de Cataluña. Un proceso largo y muy conflictivo de lucha política pero que pasó por todos los trámites legítimos y democráticos hasta ser aprobado.
¿Qué ha pasado entonces, que Cataluña, que se vuelca irremisiblemente hacia la independencia?
Pudiéramos tener la respuesta, en la Irresponsabilidad, la incompetencia de los poderes políticos, principalmente en el Partido Popular, ya que después de haber sido aprobado el Estatuto por dos Parlamentos y un Referéndum ciudadano, este partido de la confrontación y el sectarismo decidió recurrir nada menos que 114 de 223 artículos del nuevo Estatuto, de los que finalmente en 2010 sólo fueron declararon inconstitucionales 14, en materias de lengua, justicia, tributos y financiación.
En definitiva, un proceso llevado con mucha irresponsabilidad y muy poca inteligencia, donde el hartazgo y el cabreo han ido cuajando en una ciudadanía catalana, que siendo nacionalista con afán competencial, no quería la independencia, pero se ha sobrepasado su capacidad su capacidad aguante, y finalmente dio la cara en la “Diada” de 2012 cuando esta salió en tromba a pedir la independencia.
Pero una vez más, las principales fuerzas políticas -una a una , aunque por distintas causas- han seguido con la ceguera política ante un problema que tenían delante de sus narices, sobre todo el Partido Popular en el gobierno, que ha seguido instalado en el autismo político con sus estribillos sectarios. El Partido Socialista en la oposición, más dialogante, pero con su miedo a llamar las cosas por su nombre, cuyo líder tan solo hace unos días, por fin se ha atrevido a dar el mejor posicionamiento “cambiar la Constitución para favorecer un Sistema Federal” ¿tan difícil era hace 5 meses nombrarlo, Sr. Rubalcaba?, y por último Convergencia y Unió dispuesta a sacar tajada, con su oportunismo, y a la que este proceso se llevará por delante.
Pero ¿tan imposible es hacer una pregunta a la ciudadanía? porque solamente desde la “democracia” se puede dar solución a un problema donde está implicada de lleno la sociedad, aparcando de una vez los estribillos de unidad cargados de división, y dejando de evocar una Constitución para prohibir una pregunta a la ciudadanía. Y si no, ahí tenemos los ejemplos del Gobierno de Canadá, favoreciendo dos consultas sobre la soberanía de Quebec en las que ha ganado el Federalismo al Independentismo, y ahora el Gobierno Ingles que está afrontando la consulta sobre la independencia de Escocia.
Creo que se ha perdido mucho tiempo, entre el miedo, el autismo y la poca talla política, y ayer, el Gobierno, seguía con la negativa y los estribillos cerrados sobre la Constitución, y a pesar de la propuesta Socialista para abordar una negociación que lleve a un consenso para cambiar la Constitución favoreciendo la posibilidad de que se pueda hacer la pregunta, creo que ya es tarde, y en Cataluña la decisión ya está tomada. Como decía ayer, habrá pregunta, si o si, y el resultado creo que es fácil de predecir.